Hoy martes 3 de octubre acudirán a Zarzuela, para despachar con el Rey, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente en funcione del Gobierno, Pedro Sánchez.

En Moncloa, según costumbre, lanzan mensajes para forzar al Rey a que encargue la formación de Gobierno a Pedro Sánchez. Aseguran que la nominación de Sánchez resulta inevitable. Otra cosa no resultaría democrática. Democrático no lo sé porque se trata de un adjetivo tan manido que ya no dice nada. Pero legal sí que lo es: el Rey puede nominar, o no nominar, a Sánchez, o a cualquier otro, para presidir el Gobierno y puede no nombrar a nadie, en cuyo caso iríamos a nuevas elecciones generales. Y todo esto, según la Constitución.

Lo que no puede hacer es otorgar el gobierno de España a quien pretende gobernar con los enemigos de España.

Dos sorpresas: el propio Líder de Vox, Santiago Abascal, llama a la movilización popular. ¿Y de qué servirá la movilización popular a posteriori? ¿Acaso no ven el paripé de socialistas, comunistas, separatistas y proetarras, con Sánchez, a quien ya han aceptado, desde el 24 de julio, y al que ahora, y a lo largo de toda la legislatura, intentarán exprimir?

Majestad, usted tiene la palabra: no otorgue a Sánchez el encargo de formar Gobierno.

No escuche a su asesor Jaime Alfonsín ni a su esposa, doña Letizia Ortiz: no se puede gobernar España con los enemigos de España.

Y sí, ambos, el medroso Alfonsín y la muy progre Reina consorte, son partidarios de que perpetre usted el error y el horror: encargar a Pedro Sánchez la formación de gobierno.

Incluso me temo que parte del pueblo español, que se ha vuelto determinista, fatalista y tristón, se le pueda revolver. Por eso mismo, es el momento del coraje y de la reivindicación de su apagada Monarquía, Majestad: debe usted pararle los pies a ese cáncer de España, llamado Pedro Sánchez.