Argentina: ganó el liberal Milei, no el ultraderechista Milei
El nuevo presidente de la Argentina quiere acabar con el poder asfixiante del Estado: eso es bueno. Lo malo es que confunda liberalismo con capitalismo y, aún más temible, con el relativismo moral.
Milei no es un ultra, es un liberal, para lo bueno y para lo malo
A pesar de toda la campaña en su contra del Nuevo Orden Mundial (NOM), el liberal Javier Milei (56% de los votos) será el nuevo presidente de Argentina, tras vencer al peronista Sergio Massa (44%), de forma contundente.
El País, exponente del NOM, ha titulado según lo previsible: "El ultraderechista Milei ganó las elecciones en Argentina", otro embuste progresista.
Liberal es aquel que prefiere diez de a diez que uno de a cien. De hecho el verdadero liberal es aquel que defiende lo privado frente a lo público sino lo pequeño frente a lo grande, sea este público o privado
Al Papa Francisco, que cometió el error de meterse de lleno en las elecciones argentinas para criticar a Milei, el resultado no debe haber sido de su agrado. Le tildó de 'populista' aunque Milei cometió un error aún mayor, al calificar al Papa de comunista.
Es verdad que los formas no ayudan a Milei, quien tiende a la excentricidad, pero lo que propone nada tiene de ultraderechista sino de liberal, algo que Occidente, convertido hoy en economía mercantil de Estado, con un peso tremendo del sector público que asfixia a la iniciativa privada, necesita con urgencia: una buena dosis de liberalismo, ojo, económico.
Por tanto, que Argentina haya terminado con el peronismo, verdadero patio de Monipodio desde que los Kirchner usurparon el poder y pervirtieron el movimiento estatista creado por Juan domingo Perón, es bueno para la Argentina y para toda la Hispanidad, asolada hoy por una ola de neocomunismo. Una ola que dirige ahora el venenoso pero alabado en Europa Lula da Silva y que recorre todo el mudo hispano, dede Rio Grande a Tierra de Fuego.
El verdadero liberal es aquel que apuesta por la meritocracia y contra la burocracia
Ahora bien, Milei debe tener dos fronteras, que son dos equívocos. Es decir, debe evitar dos confusiones que no sé si tiene muy claras:
1.El liberalismo económico es bueno siempre que consista en la defensa de la propiedad privada -y propiedad privada pequeña- y no en la defensa del mercado privado o de la empresa privada. Es lo mismo, le decían a Chesterton cuando explicaba esto. Y el aludido respondía: no y si quieren comprobarlo observen al carterista, que puede resultar un gran defensor de la empresa privada pero no se le podrá considerar jamás un defensor de la propiedad privada.
Es más, el liberalismo no consiste, de hecho, en la defensa de lo privado frente a lo público sino de lo pequeño frente a lo grande. Es más, el Estado no es malo por ser público, es malo por ser la mayor de las multinacionales. Y lo grande siempre ataca a lo pequeño. Liberal es aquel que prefiere diez de a diez que uno de a cien.
De hecho el verdadero liberal es aquel que defiende lo privado frente a lo público sino lo pequeño frente a lo grande, sea este público o privado. Y el verdadero liberal es aquel que apuesta por la meritocracia y contra la burocracia.
2.Lo segundo, y más importante, que tiene evitar Milei es el liberalismo filosófico. Si el liberalismo económico bien entendido es cristiano, el liberalismo filosófico es la madre de todos los horrores, incluidos el marxismo del siglo XIX, heredero del liberalismo del siglo XVIII.
El mal mayor del liberalismo filosófico es relativismo moral, aquel que asegura que nada es verdad ni mentira, que todos depende del color del cristal con que se mira.
El liberalismo filosófico no tiene pase: no es más que el venenoso y triste relativismo moral
Mejor se entiende con un ejemplo: Milei es lo suficientemente liberal como para situare contra el aborto porque el aborto, sólo los ciegos o los miserables se niegan a aceptarlo -aunque hoy sean muchos- no es otra cosa que el asesinato de un inocente. Ahora bien, Milei es antiabortista pero pro-gaymonio, porque asegura que el matrimonio homosexual a él no le hace ningún daño. Claro, señor presidente, pero usted, mucho mas ahora, como presidente de Argentina, no tiene que mirar, sólo a lo que le afecta a usted sino a lo que afecta al bien común, al conjunto de la sociedad y el cristianismo tiene claro que el homomonio atenta contra el bien común: tiene claro que la familia natural, un hombre y una mujer con hijos, es lo que beneficia al conjunto de la sociedad.
Sea usted liberal económico, señor Milei, defienda la propiedad privada pequeña, garantía de hombres libres, no liberal filosófico o lo único que hará será destruir que hará será destruir una Argentina que aún hoy y por siempre, como parte del mundo hispano evangelizado por España, no se entiende sin sus orígenes cristianos.
Ciertamente, el Papa Francisco no debió entrometerse en la contienda electoral argentina pero el Papa no es un comunista. Sencillamente, no lo es porque cree en Cristo. No vaya a ser, presidente Milei, que tengamos que tildarle a usted de algo peor qeu populismo, de capitalismo contumaz... y el capitalismo poco tiene que ver con el liberalismo económico.
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