miércoles, 2 de abril de 2025

El Precio de la Rutina: ¿Vivimos para Trabajar o Trabajamos para Vivir?


Es temprano en la mañana. La fila para el autobús avanza lentamente mientras las personas esperan en silencio, algunas revisando el móvil, otras simplemente con la mirada perdida. No es cansancio, ni malestar. Es la resignación de quien sabe que hoy es apenas el día 2 del mes y ya su sueldo tiene dueño: la hipoteca, el alquiler, los recibos, los préstamos, el supermercado.

En esta sociedad, nos han hecho creer que la felicidad está en el consumo, en la seguridad de un contrato, en la estabilidad de un sueldo que, en realidad, apenas nos deja respirar. Trabajamos para pagar, pero apenas disfrutamos de lo que realmente importa. Y el ciclo se repite, mes tras mes, hasta que un día nos damos cuenta de que la vida se ha ido en una eterna espera del próximo ingreso.

Nos educaron para ser piezas de un engranaje que nunca deja de girar. Nos vendieron la idea de que el éxito es tener más, pero nunca nos hablaron del costo de vender nuestro tiempo, nuestras energías y, en muchos casos, nuestras ilusiones.

Pero… ¿y si nos preguntamos si hay otra forma? ¿Y si buscamos maneras de escapar, de cambiar el juego? No todos pueden hacerlo de inmediato, pero el primer paso es abrir los ojos y darse cuenta de que vivimos en un sistema diseñado para mantenernos ocupados, distraídos y siempre en la cuerda floja. La clave no es solo sobrevivir, sino encontrar la manera de vivir con sentido.

Quizás la verdadera libertad no esté en ganar más, sino en necesitar menos.

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