lunes, 27 de febrero de 2017

Tus pensamientos te engañan

Existe una Ley universal que nos explica que las cosas suceden por un motivo de fondo. Esta relación causal no se refiere a que todos vengamos con un destino definido, simplemente la relación está dentro de uno mismo y es importante porque determina los resultados que obtenemos en nuestra vida.

Me aburrio de escuchar la frase de Einstein:

“Locura es hacer siempre lo mismo y esperar distintos resultados”


Estamos de acuerdo en que hace falta un cambio pero es necesario buscar el punto de origen y este principio lo explica a la perfección.

Según este postulado, el Resultado que estamos obteniendo en nuestras vidas es la consecuencia de nuestra previa Acción para obtenerlo. A su vez, ésta manera determinada de actuar supone ese concreto desenlace.

Pero ¿por qué he actuado de esa manera? Pues no tampoco es casual, sino que a viene determinado por una Sensación anterior, un sentimiento o estado de ánimo propio que fue provocado por un Pensamiento previo.

Dicho de otra forma, el punto de partida es un Pensamiento que nos genera una Sensación concreta, que nos incita a una determinada Acción y que desembocará en un Resultado preciso. Es por esto que se la conoce también como Ley del PSAR y cada una de sus siglas corresponde a una parte del proceso (pensamiento, sensación, acción y resultado). Así pues, como decía al principio no se trata de una relación casual, sino que nuestros resultados provienen de nuestros pensamientos.

 

Así puede apreciarse en la imagen. Lo que nosostros vemos del árbol, es solo su resultado: sus hojas y ramas, su color y apariencia, su fortaleza. Pero ese resultado nace en sus raíces, allí es dónde comienza el proceso de crecimiento del árbol, igual que el nuestro, nace en nuestro interior, en una zona poco visible: los Pensamientos.

 

Se dice que tenemos más de 60.000 pensamientos diarios y que, para la mayoría de nosotros un elevadísimo porcentaje no son especialmente constructivos.  Es decir una importante cantidad de ideas rondan a diario nuestra cabeza, muchas de ellas a tal velocidad que siquiera somos conscientes de que las hemos pensado y encima, muchas son negativas.

Si además estos pensamientos mayoritariamente negativos son el comienzo de todo el proceso que determina mis resultados, no me parece sorprendente que muchas veces no nos gusten los resultados.

 

Ejemplos

Vamos con unos casos que suelen salir en los procesos de coaching financiero:

Supongamos que pretendo invertir un dinero y tengo oportunidad de comprar una modesta bodega. Mi ilusión es hacer un estupendo vino tinto cuidado, saludable y sabroso. Sería muy interesante antes de ello analizar qué pensamientos y creencias tengo con respecto a varios puntos: alcohol, vino, inversión, mundo empresarial, concepción del dinero, entre otros. ¿Crees que podrías gestionar una bodega si por algún motivo tu opinión respecto al alcohol no es positiva? Imagina que en tu familia hubo un caso de enfermedad relacionada con el consumo de alcohol. Es muy posible que no fueras consciente, pero que tu creencia con respecto al alcohol fuese algo así como: “el alcohol mata”. Este punto de partida inconsciente sería nefasto para una inversión de este tipo.Vamos a pensar que te gustaría mejorar tus ingresos y pretendes conseguir un ascenso en tu trabajo que te proporcione más dinero. Imagina que de niño escuchaste a menudo que “los ricos son unos ladrones” y que “el dinero no compra la felicidad”. Seguro que estás convencido en conseguir un aumento y tu cabeza está dispuesta a negociarlo, pero es muy probable que algo de tu mente inconsciente te ponga trabas, una parte de ti lo rechaza y lo peor, tú no eres consciente. El resultado es que te frustras y desanimas.Imaginemos que te llama la atención el mundo de la inversión en bolsa y que tienes mucha ilusión por conocer el trading. ¿Qué sucedería si tu creencia con respecto a la especulación fuese negativa? ¿Cómo vivirías el proceso si consideras que es una actividad que busca enriquecerse a costa de los demás? Desmontar esta idea es muy sencilla, pero es una creencia muy arraigada.

Quizás algunos casos los ves muy obvios, incluso piensas que no pueden no ser inconscientes (por ejemplo el tema familiar del alcohol), pero es muy habitual que asuntos como la especulación, la inversión o el dinero en general, generen dificultad a muchas personas. Por mi profesión lo veo continuamente.

Esta Ley de la Manifestación me resulta muy interesante como principio universal y lo utilizo constantemente para comprender con responsabilidad el porqué de mis resultados cada vez que alguno no termina de convencerme.

La considero una  Ley muy potente pero, para sacar su máximo jugo necesitamos incorporar dos procesos intermedios que terminan de completarla. Te los explicaré en la próxima publicación así que entre tanto te invito a que practiques con él y busques cuántos pensa-mientos aparecen que te intentan engañar.

¡A por ello!

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