domingo, 14 de febrero de 2021

Cuando se desconocen los derechos

No vale cargar constantemente contra los empresarios, acusándoles de explotadores, de obligar a cometer ilegalidades con el tacógrafo, a imponer la obligación de cargar y descargar camiones, a pagar salarios por debajo de convenio y a todo lo que se le pueda ocurrir a aquellos de despotrican, sin haberse preocupado lo más mínimo por conocer cuales son sus derechos, de hacerlos valer y respetar y de imponerse con argumentos frente a esos empresarios.

Porque por mucho que la algunos se obcequen en posiciones únicamente críticas, existe una legislación laboral clara, unos derechos de los trabajadores reconocido, no solo en el Estatuto de los Trabajadores, también en una amplitud de leyes destinadas a proteger esos derechos.

Pero es más fácil soltar truenos y rayos contra los empresarios, mal informarse y desconocer cual son esos derechos. No vale venir con quejas posteriores una vez se ha empezado a trabajar en una empresa, con la banal escusa de que el empresario obliga a esto o a lo otro, decir que impone el cometer ilegalidades o quejarse de nominas que no recogen todo aquello que está reflejado en un convenio laboral.

El otro día se me quejaba un compañero de que le había dicho otro conductor de su misma empresa que tenían un sueldo base en la nomina que apenas llegaba a los 900 euros. Cuando le pregunté que era lo que había acordado con el empresario el día que empezó a trabajar, me reconoció que no había leído el contrato de trabajo al firmarlo, que estaba más ocupado en quitarle los plásticos de la cabina al camión nuevo que iba a conducir que en leer lo que firmaba en el contrato.

Desgraciadamente el caso anterior es mucho más habitual de lo que parece. Aquí somos más dados a despotricar contra los sindicatos, acusándoles de corruptos, recurriendo a eso tan manido de «las mariscadas», que a estar afiliados para tener una defensa legal contra los abusos de los empresarios. Es mucho más fácil despotricar en las redes sociales, mal informarse en fuentes de dudosa veracidad, que de informarse y formarse adecuadamente para estar preparados para defender los derechos laborales.

Conozco más de un caso de trabajadores de empresas que ante un conflicto laboral, han renegado de ser defendidos por un sindicato, recurriendo a abogados de pago pensando que iban a conseguir una mejor defensa, pero posteriormente se han dado de «morros» con la realidad cuando han descubierto que ese abogado de pago era el mismo que el del empresario al que han demandado.

Por lo tanto, no me valen aquellos que se quejan de las malas condiciones laborales, sin haberse informado bien de sus derechos. No me vale eso de que «la empresa me obliga», no conozco a nadie que le hayan puesto una pistola en la cabeza para que ponga el tacógrafo en descanso mientras carga y descarga, del mismo modo, que no conozco a nadie que le pongan una pistola en la cabeza para obligarle a cometer ilegalidades.

Las leyes están para cumplirlas y las leyes laborales en España son muy buenas, quien no quiera recurrir a las leyes para defender sus derechos se está convirtiendo en carne de cañón para empresarios desaprensivos. Aquellos que no exigen a las empresas que cumplan los convenios laborales, están renunciando a sus derechos.

Lo demás es quejarse donde no deben, lamentarse inútilmente por situaciones que consienten, dejando que las empresas abusen de ellos, si alguien no es capaz de luchar por defender sus derechos, mucho menos lo va a ser por defender los derechos de todo el colectivo. No es de recibo estar esperando a que sean otros los que den la cara por nosotros, pidiendo en redes sociales huelgas y paros, clamando por la creación de sindicatos independientes. Esa no es la solución. La verdadera solución está en conocer los derechos, afiliarse a los sindicatos y reclamar el cumplimento de la legislación laboral.

Lamentablemente en estas estamos y mucho me temo que así seguiremos, porque esto no tiene esperanzas de que pueda cambiar, ni a corto ni a medio plazo. Vivimos en una auténtica situación de supervivencia en la que una mayoría esta esperando a llegar a la edad de jubilación, mientras las nuevas generaciones pocos indicios muestran por defender sus derechos.

En fin, veremos, espero equivocarme, aunque lo dudo. Como siempre ¡¡¡¡

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