Los discursos de Largo Caballero instando a la guerra civil, por Eduardo Palomar
En un mitin en Alicante, el Caudillo socialista había proclamado el 19 de enero de 1936:
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”
(El Liberal, de Bilbao, 20 de enero de 1936).
Largo Caballero en Linares en otro mitin el 20 de enero de 1936:
“… la clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”.
El 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa, Largo Caballero insistía:
“… la transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”.
El 1 de noviembre de 1933:
“En las elecciones de abril (1931), los socialistas renunciaron a vengarse de sus enemigos y respetaron vidas y haciendas; que no esperen esa generosidad en nuestro próximo triunfo. La generosidad no es arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia”.
“Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos”.
En febrero de 1933:
“Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”.
El 23 de noviembre de 1931, Largo Caballero, entonces Ministro de Trabajo y Previsión Social, ante la posibilidad de que las Cortes se disolviesen por no tener mayoría, amenaza:
“Ese intento sólo sería la señal para que el PSOE y la UGT lo considerasen como una provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento revolucionario. No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil”.
(Acta de sesiones del Parlamento. “El Debate”, 24 de noviembre de 1931, Madrid)
15 de agosto de 1933, en la Escuela de Torrelodones:
“Antes de la República creí queno era posible realizar una obra socialista en la democracia burguesa. Después de veintitantos meses en el gobierno… si tenía alguna duda sobre ello, ha desaparecido. Es imposible«.
(“El Socialista”, 16-8-33).
“Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia’). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aun los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe preparase… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”.
(“El Socialista”, 9-11-33).
El 24 de mayo de 1936, en Cádiz, tras la victoria del Frente Popular:
“Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que…quiere decir la represión…de las clases capitalistas y burguesas”.
(“El Socialista”, 26-5-36).
Congreso de las Juventudes Socialistas:
“Hay que apoderarse del poder político; pero la revolución se hace violentamente: luchando, y no con discursos”.
Verano de 1934 en Ginebra:
“No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”.
Mitin en el Cinema Europa de Madrid el 1 de octubre de 1934:
“Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario… cree que debe desaparecer este régimen«.
En el Cinema Europa de Madrid el 12 de enero de 1936:
“Un recuerdo para todas las víctimas ocasionadas por la represión brutal de octubre… y que prometemos que hemos de vengarlas… No vengo aquí arrepentido de nada… Yo declaro… que, antes de la República, nuestra obligación es traer al socialismo… Hablo de socialismo marxista… socialismo revolucionario… somos socialistas pero socialistas marxistas revolucionarios… Sépanlo bien nuestro amigos y enemigos: la clase trabajadora no renuncia de ninguna manera a la conquista de Poder… de la manera que pueda…
La República… no es una institución que nosotros tengamos que arraigar de tal manera que haga imposible el logro de nuestras aspiraciones… Nuestra aspiración es la conquista del poder… ¿Procedimiento? ¡El que podamos emplear!… Parece natural que se aprovechase ahora la ocasión para inutilizar a la clase reaccionaria, para que no pudiera ya levantar cabeza”.
(“El Socialista”, 13-1-36).
Discurso en el XIII Congreso del PSOE celebrado en 1932, siendo Largo Caballero Ministro de Trabajo y Previsión Social:
“El Partido socialista no es un partido reformista (…)cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo. El temperamento, la ideología, y la educación de nuestro partido no son para ir al reformismo”.
El 13 de noviembre de 1933, Largo Caballero se expresaba así:
“El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder”.
Vergonzoso monumento a Largo Caballero en Madrid
Como homenaje a tan insigne personaje socialista se le erigió, en tiempos de Felipe González, un ‘merecido’ monumento en los Nuevos Ministerios de la capital de España, junto también a otro eximio e ilustre socialista, el inefable Indalecio Prieto Tuero, muy cerca del que ocupaba el Generalísimo Franco, que obviamente fue derribado, con premeditación, alevosía, nocturnidad y cobardía, en la noche del 16 de marzo de 2005, después del homenaje ‘sorpresa’ al demócrata Santiago Carrillo, Marqués de Paracuellos, como reconocimiento a su limpia y ejemplar vida política, así como su gran aportación a la inigualable y modélica transición española.
Pues bien, ahí en los Nuevos Ministerios, sigue al día de hoy el monumento al defensor de la democracia y de la libertad, Francisco Largo Caballero, el ‘Lenin español’… ¡Vivir para ver!
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