Sociedad Civil Catalana lleva al Tribunal Supremo a Yolanda Díaz por su reunión con el prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont
SCC procede penalmente contra ella apelando al Artículo 408 del Código Penal, por “faltar a la obligación de su cargo y dejar intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables”.
Yolanda Díaz, denunciada por Sociedad Civil Catalana
La semana pasada Hispanidad recogió la opinión de la asociación profesional Justicia Guardia Civil (Jucil) sobre la reunión que celebró en Bruselas, el pasado 4 de septiembre, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz (también líder de Sumar) y el prófugo de la justicia española, Carles Puigdemont. Para JUCIL, esa reunión podía ser constitutiva de delito.
Pues bien: dos días después (el 8 de septiembre), Societat Civil Catalana (SCC) interponía una denuncia ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo contra Díaz por “faltar a la obligación de su cargo y dejar intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables”, informó la propia SCC.
SCC procede penalmente contra la vicepresidenta del Gobierno en funciones apelando al Artículo 408 del Código Penal, que recoge lo siguiente: “La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables, incurrirá en la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años”.
Y es que Societat Civil Catalana “considera que la vicepresidenta en funciones ha faltado a la obligación de su cargo e, intencionadamente, ha dejado de promover la persecución de personas encausadas por delitos gravísimos”.
Para SCC, resulta “una obviedad que Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno de España, acudió al encuentro con Carles Puigdemont para encauzar la investidura del presidente del Gobierno y negociar con quien fuera presidente de la Generalitat durante el desafío al marco constitucional unas exigencias que atentan contra los intereses de España y del propio Estado de derecho. Prueba de que acudió en representación del Ejecutivo en funciones es que la vicepresidenta no ha sido cesada de su cargo pese a hacer ostentación pública de la ‘normalidad’ de su largo encuentro con Puigdemont y otros fugitivos por la causa del procés”.
Según consta en la denuncia, “la vicepresidenta Yolanda Díaz, cargo del que no puede desprenderse a voluntad y alegar que únicamente interviene a título de líder de Sumar, trató asuntos de estado con un prófugo de la Justicia, negociando las condiciones para la investidura de Pedro Sánchez. Consideramos también evidente que, desde Moncloa, pese a su intención de desmarcarse de esta reunión, hubo de avalarse este encuentro que, con toda seguridad, no se gestó en unas pocas horas. De ser cierto que desde el Ejecutivo nada se conocía de esta reunión antes de la noche anterior, la reacción lógica ante estos graves hechos habría sido la de cesar a Yolanda Díaz de sus cargos y no la celebración de sus más que dudosos logros”.
Con una actuación sin precedentes en la historia reciente, ha legitimado a un prófugo de la Justicia que ha utilizado todos los medios a su alcance para desprestigiar la imagen internacional de España
“Como ministra, vicepresidenta y alto cargo de la Administración —prosigue SCC—, Yolanda Díaz tiene la obligación de obedecer el ordenamiento jurídico y velar por su cumplimiento. Sin embargo, con una actuación sin precedentes en la historia reciente, ha legitimado a un prófugo de la Justicia que ha utilizado todos los medios a su alcance para desprestigiar la imagen internacional de España. La vicepresidenta, además de legitimar al secesionismo, ha dado carta de naturaleza a una serie de exigencias inconstitucionales”.
El escrito presentado ante el Tribunal Supremo hace hincapié en que “la reunión del 4 de septiembre, promocionada con toda la pompa y la trascendencia posible entre una vicepresidenta del Gobierno de España con un prófugo de la justicia, cuyo delito principal ha sido atentar contra la integridad territorial de España, es algo sumamente grave que no hace sino evidenciar el poco o nulo respeto de la Sra. Díaz hacia el cargo que ocupa, con el agravante de que ella, no es otra cosa que, la representante del sujeto soberano, es decir, de España”.
Consta también en la denuncia que “si bien es cierto que hasta ahora el tipo penal recogido en el artículo 408 del Código Penal se ha aplicado a funcionarios o autoridades cuya obligación directa era perseguir delitos, en este caso la conducta omisiva de la Sra. Díaz también tiene un perfecto encaje en este tipo penal. Y es que, el deber de promover la persecución de delitos está incluido en las funciones del gobierno y, en consecuencia, cualquier cargo ejecutivo tiene la obligación de cumplir con esta responsabilidad”.
Societat Civil Catalana “considera que la vicepresidenta en funciones ha faltado a la obligación de su cargo e, intencionadamente, ha dejado de promover la persecución de personas encausadas por delitos gravísimos
Por ello, “la conducta de Yolanda Díaz atenta frontalmente contra el interés general de todos los españoles, atenta contra la legislación vigente y contra las resoluciones judiciales existentes”. Que una vicepresidenta se reúna con alguien reclamado por la justicia “es algo inaudito y supone una evidente deslegitimación de las instituciones del Estado”.
Por todo ello, en defensa de los intereses de España y de los españoles, Societat Civil Catalana, a través del despacho de abogados Chapapría-Navarro & Asociados -que representa los intereses legales de la entidad- ha decidido proceder penalmente contra la vicepresidenta Yolanda Díaz y contra las personas que, tras la investigación, resulten responsables de los hechos denunciados.
Por cierto que según ha explicado hoy en TVEJaume Asens (Sumar) --quien también acudió a la reunión con Puigdemont-- el citado encuentro fue "una petición de Junts": "Es él quien la pide y nosotros creemos que no hay problemas en normalizar una relación como un ejercicio de transparencia y tratar con respeto a la ciudadanía". Pero Sumar no tuvo "ningún problema" en aceptarla porque era "un gesto de distensión y positivo". Y cree que fue "un gesto de reconocimiento" de Puigdemont.
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