Cómo no RTVE, el espejo del Sanchismo, se ha manifestado entusiasmado por la horterada del Halloween. Una intrépida reportera entra en un vecindario donde sus habitantes han preparado para sus hijos una divertidísima fiesta de Halloween. Y en la pared, se distingue una cruz invertida, un signo demoniaco y una brutal blasfemia de la señal del cristiano. Ya saben: para que los niños jueguen. Y luego dirán que Halloween no es satánico.

Nuestra amiga la muerte... que no debe ser objeto de burla. Un católico tiene miedo a morir pero no teme a la muerte, pues sabe que es el paso a una vida mejor. Por ambos motivos, no soportamos el morbo hortera y satánico de Halloween.

En 2023, lo valiente es desear vivir más, pero no cruzados de brazos, sino en guerra... porque estamos en guerra

 

El miedo a la muerte sólo se conjura con esperanza cristiana, no escondiendo el óbito, como si la ocultación del tránsito nos hiciera inmortales. En el siglo XXI, morimos entre familiares que mienten y médicos que mienten: un auténtico circo trágico. 

A morir sí tenemos miedo, porque implica separación, disgregación, asfixia... pero no a la muerte, porque sabemos que no nos diluimos en la nada sino que tuvimos un principio pero no tendremos un final.

Eso sí: en 2023, lo valiente es desear vivir más, pero no cruzados de brazos, sino en guerra... porque estamos en guerra.