Amancio Ortega no recibió a Yolanda Díaz
La actual vicepresidenta, en seguimiento de Pablo Iglesias, insinuó que Ortega no pagaba sus impuestos, acusó a Ortega de explotación laboral y criticó que Inditex no reciclara ropa. Ahora es una fan de Zara.
De insultona a admiradora... presunta
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz montó el numerito -eso se le da de miedo- en La Coruña, con su visita cuasi forzada a la sede central de Inditex, la mayor empresa de España. Ojo: directivos de la empresa ya se encargaron de filtrar que Amancio Ortega no le recibiría. Eso sí, protocolo obliga, le recibió con todos los honores, el CEO Óscar Maceiras.
No sólo eso, le permitieron utilizar una de las enormes plantas de Arteixo como fondo de pantalla, algo importantísimo para una comunista 'fashion', para vender su reducción de jornada laboral. Pero nada más. Por ejemplo, nada parecido a lo que a ella le hubiera encantado: aparecer en pantalla junto a Amancio Ortega o junto a su hija, actual presidenta de la compañía, Marta Ortega.
Y es que los insultos del pasado aún reciente pesan demasiado. La comunista 'fashion', ahora una fan de Zara, insinuó que Amancio Ortega defraudaba a Hacienda, de esa forma vaga con la que se puede acusar de todo a cualquiera sin necesidad de probar nada, ni tan siquiera de ofrecer algún indicio de culpabilidad.
En aquel momento, como ministra de Trabajo, Díaz no ofrecía otra cosa que fidelidad perruna al gran líder, Pablo Iglesias, quien aprovechaba su cargo vicepresidencial para arremeter contra particulares a los que, por muy poderosos que fueran, les resultaba extremadamente difícil sentar en el banquillo de los acusados por injurias y calumnias.
No sólo eso. Díaz, abogada laboralista, acusó a Ortega de condenas judiciales en magistratura de trabajo, o sea de explotación laboral, algo seguramente cierto en el propietario de una empresa con una plantilla de 165.000 personas.
Como guinda, doña Yolanda introdujo a la familia Ortega entre los depredadores del planeta por no reciclar ropa y ser uno de los motores de la vestimenta de usar y tirar. Nótese que la reflexión es profunda aplicada a una empresa que se dedica a vender ropa.
Los insultos de la comunista 'fashion' en un pasado reciente pesan demasiado. Sin embargo, Inditex no se opondrá frontalmente a la reducción de jornada. Así, la mentirosa Yolanda podrá presentarlo como todo un éxito
Pues bien, ahora Yolanda ha utilizado a Inditex como marco en su campaña por la reducción de jornada laboral de las 40 a las 37,5 horas semanales. No entremos en que esa jornada, o menor, es la ya vigente para los más de 3 millones de funcionarios existentes en España. No entremos en que en la gran empresa privada ya se practica. En España los que trabajan más de 40 horas son los empresarios y trabajadores de la pequeña empresa y los profesionales y autónomos... que trabajan bastante más de 40 horas semanales.
Como Yolanda sabe que lo sabemos, ofrece bonificaciones compensatorias. Lo que debería saber Díaz es que las pymes no le piden bonificaciones, lo que le piden es que deje de destrozarles con impuestos abusivos, sobre todo las cotizaciones sociales, y con una burocracia agobiante.
Reducción de jornada con la mentira por bandera: reducir jornada no aumenta la productividad, sino todo lo contrario. Y al igual que ocurre con el salario mínimo, Díaz lo aumenta pero sin reducir los abusivos impuestos que el empresario paga por el SMI
En todo caso, Inditex no se opondrá frontalmente a la reducción de jornada. Así, la mentirosa Yolanda podrá presentarlo como todo un éxito. Y como asegura un directivo de la compañía, las fotos de Yolanda en la sede de Inditex servirán como coartada cuando la comunista 'fashion' regrese a las barricadas, es decir, a la calumnia.
Naturalmente, el programa de la reducción de jornada enarbola la mentira por bandera. Señores: reducir jornada no aumenta la productividad, sino todo lo contrario. Y la productividad constituye el gran problema de la economía española.
Por otra parte, al igual que ocurre con el precitado salario mínimo, Díaz lo aumenta, sí, pero sin reducir los abusivos impuestos que la empresa paga por él. Bien está lo primero pero no lo segundo.
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