martes, 27 de mayo de 2025

Nuevas emisiones

Las emisiones procedentes de frenos y neumáticos, nueva prioridad ambiental en el transporte por carretera

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Un nuevo estudio europeo advierte que el desgaste de frenos, neumáticos y calzadas es ya la principal fuente de partículas contaminantes en carretera, por delante de los gases de escape.

La contaminación generada por el transporte por carretera ya no proviene mayoritariamente del tubo de escape. Según un reciente estudio presentado durante la Cumbre Anual del Foro Internacional del Transporte (ITF) en Leipzig, las emisiones no procedentes del escape (NEE) –es decir, las partículas liberadas por el desgaste de frenos, neumáticos y superficies de la carretera– se han convertido en la principal fuente de partículas contaminantes en el ámbito urbano.

El estudio, encargado por EIT Urban Mobility (iniciativa del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología), junto con Transport for London (TfL) y la Greater London Authority (GLA), ha sido desarrollado por la consultora e:misia con un enfoque centrado en Londres como ciudad de referencia.

Frenos, neumáticos y conducción urbana

En ciudades como Londres, Milán o Barcelona, las NEE representan ya entre el 68% y el 88% de las emisiones de PM10 derivadas del transporte por carretera, y hasta un 78% de las PM2,5. Estas partículas ultrafinas, con un diámetro inferior a 2,5 micras, representan un serio riesgo para la salud humana y el medio ambiente, al permanecer en suspensión o acumularse en suelos y aguas, contribuyendo también a la expansión de microplásticos.

El desgaste de frenos es la principal fuente de NEE en entornos urbanos, debido a las frecuentes frenadas del tráfico. Más del 40% de estas partículas permanecen suspendidas en el aire. Le sigue el desgaste de los neumáticos, cuya mayor parte acaba depositada en el pavimento o dispersa en el entorno.

Euro 7: un cambio de paradigma regulatorio

Hasta ahora, las regulaciones europeas —desde Euro 1 hasta Euro 6/VI— se han centrado casi exclusivamente en los gases emitidos por el motor. Sin embargo, la nueva normativa Euro 7, que comenzará a aplicarse a partir de 2026 para frenos y de 2028 para neumáticos, rompe con esta tradición al incluir por primera vez límites específicos para las emisiones de partículas derivadas del desgaste.

Esto supone un hito regulador, ya que Euro 7:

  1. Exigirá límites máximos de emisión de partículas de freno (PM10)
  2. Introducirá requisitos para la durabilidad y trazabilidad de neumáticos, aunque de forma gradual y solo para vehículos nuevos.
  3. Aplicará estas normas tanto a vehículos ligeros (Euro 7) como a pesados (Euro VII), aunque con calendarios distintos.
  4. Además, Euro 7 promoverá el uso de componentes certificados de baja emisión, como pastillas de freno y neumáticos diseñados para reducir la abrasión, y podría incentivar el uso de sensores y sistemas telemáticos para monitorizar en tiempo real el estado de desgaste y su contribución a las NEE.

¿Electrificar o cambiar el modelo?

Aunque la electrificación de la flota sigue siendo crucial para reducir gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire, el informe concluye que reducir el uso del vehículo privado tiene un impacto cinco veces mayor en la reducción de partículas que simplemente sustituir vehículos térmicos por eléctricos.

La solución más eficaz, según los autores, es un enfoque combinado: transporte público, bicicleta y caminabilidad, junto con la electrificación, además de componentes técnicos como frenos y neumáticos de bajo desgaste.

En una simulación realizada para Londres, la instalación generalizada de estos componentes podría generar beneficios sociales netos de 235 millones de euros hasta 2050, cifra que aumentaría significativamente si se acompaña de cambios en los patrones de movilidad.

Recomendaciones para el sector y autoridades

El informe propone una estrategia multinivel para abordar las NEE, que combine:

  1. Normativas nacionales y europeas (como la Euro 7).
  2. Innovación técnica en componentes de bajo desgaste y materiales menos tóxicos.
  3. Infraestructuras de transporte alternativo y zonas de bajas emisiones.
  4. Mantenimiento vial para reducir el deterioro de la calzada.
  5. Reducción de velocidad para limitar el frenado intenso.
  6. Desde el sector transporte, se recomienda anticiparse a la regulación futura mediante la adopción temprana de frenos y neumáticos optimizados, así como formar a conductores en prácticas de conducción suave para minimizar el desgaste.

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