jueves, 1 de septiembre de 2016

Una denuncia no interrumpe la prescripción

Parece ser que nos encontramos ante un duelo de titanes: Tribunal Constitucional contra Tribunal Supremo. El constitucional tiene establecido un criterio (jurisprudencia) que defiende que una denuncia no interrumpe la prescripción, pero parece ser que el supremo se pasa por el forro el asunto y sigue erre que erre con su interpretación particular. Una interpretación que, una vez más, el constitucional le enmienda y que incluso califica como de rebeldía en la sentencia de 18 de julio que anula el fallo del supremo que condenaba a dos defraudadores fiscales: «Hemos venido considerando tal reiterada rebeldía como expresiva de una negativa manifiesta del deber de acatamiento de nuestra doctrina».

Una denuncia no interrumpe la prescripción. Ya lo dijo en una sentencia de 2005

Una denuncia no interrumpe la prescripción. ¿Por qué no se respeta la jurisprudencia?

En una sentencia de 2005, el Tribunal Constitucional ya aclaró que la prescripción únicamente se interrumpía con la interposición o dictado de un auto del juez.

Aclara la sentencia: Cuando se cometieron los hechos, la normativa indicaba que la prescripción se interrumpía en el momento en que el procedimiento se dirige contra el culpable, siendo la denuncia una simple solicitud de inicio de procedimiento pero no un inicio en sí mismo. Un matiz muy interesante que el supremo sigue sin tener claro.

«[…] la interrupción requiere un acto de interposición judicial o de dirección procesal del procedimiento contra el culpable».

Está claro que las leyes son interpretables, y no poco. Tal vez porque no son bastante claras, o porque no interese que lo sean. En cualquier caso, cuando existe una jurisprudencia, mientras no haya una variación de la legislación que implique un posible cambio de interpretación, debería de respetarse. ¿Por qué el Tribunal Supremo (que no es cualquier cosa) no acata el criterio del Tribunal Constitucional? Luego critican que ciertos políticos no acaten según qué sentencias. Al final parece que están todos en el mismo saco.

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