La morosidad bancaria continúa en mínimos desde el fatídico año 2008 y cerró el mes de julio en el mismo nivel que en junio, esto es, en el 3,5%, según datos del Banco de España publicados este lunes. En mayo la morosidad bancaria estaba en el 3,59%. La tasa ha mejorado a pesar de las voces de alarma, por ejemplo del BCE, que llevan meses advirtiendo de un cambio de tendencia.

Donde se ha notado ese cambio a peor es en la morosidad de las hipotecas, que cerró el segundo trimestre en el 2,49%, frente al 2,38% del primer trimestre y al 2,37% de diciembre de 2022. Es decir, continúa en niveles poco preocupantes, pero ha registrado la mayor subida trimestral (se mide cada trimestre) desde 2014.

Los impagos de los créditos al consumo también aumentaron hasta situarse en el 4,38% en junio, frente al 4,35% de marzo. No es como para ponerse a temblar, pero tampoco es una buena noticia teniendo en cuenta el frenazo de la economía española, que se notará, sobre todo, en 2024.